viernes, 17 de enero de 2014

“El Pirata” de la Fuente: un siglo de la leyenda

Aldo Bonanni

Parte 3 de 3

El mejor Veracruz de la historia


Conminado a volver a su patria chica para encabezar en el campo al naciente club del puerto jarocho, Luis de la Fuente se enfundó la casaca roja y, poco a poco, fue llevando a los que con el tiempo serían identificados como “Tiburones Rojos” a convertirse en protagonistas de los primeros años de la liga profesional en México. Tras ocupar el séptimo y octavo lugar respectivamente en las temporadas 1943–44 y 1944–45, vino la inolvidable campaña 1945–46. Para el Veracruz fue la más espectacular de la historia: ganó 20 de los 30 partidos del campeonato, hizo 45 puntos y anotó la friolera de 105 goles. Más allá de eso, consiguió su primer título. Aquel Veracruz legendario solía formar con Joaquín Urquiaga en la puerta; Velázquez y “el Negro” León en la defensa; “Chito” García, el peruano Lecca y “Pachuco” Durán en la media; Lazcano, Valdivia, “el Pelón” González, “el Pirata” y Jorge Enrico en el ataque.
En 1946–47 Luis de la Fuente logró el mejor registro goleador de toda su trayectoria en ligas, marcando 17 anotaciones. Pese a ello el Veracruz, aunque metió 85 tantos, solo pudo alcanzar la tercera posición del campeonato. No obstante, para la temporada 1947–48 un nuevo título llegó a sus vitrinas, esta vez de copa, tras vencer al Guadalajara 3–1 en la final. Aquella campaña culminó con una derrota que el cuadro rojo vendió cara en el Campeón de Campeones frente al León, monarca de liga, el cual se impuso en tiempos extras 1–0.
La importancia que Luis de la Fuente tenía en el conjunto porteño era tan grande como su identificación con el mismo. Fue capaz incluso de rechazar una oferta del Barcelona para volver a España por la puerta grande. Tal era su cariño y arraigo por el equipo de su tierra natal, al que potenciaba a tal grado que, por ejemplo, el 20 de julio de 1947 fue capaz de doblegar, con un gol suyo, 3–2 al entonces poderoso Ferencvaros húngaro, con todo y Ferenc Puskás en el campo.


En la temporada 1949–50 el conjunto jarocho obtuvo su segundo título de liga. El cuadro base lo formaban Castañeda; Goro, Andrade y Arteaga; Lecca y Buenabad; Quiñones, Grimaldo, Ayllón, De la Fuente y Velázquez, quienes extuvieron a punto de lograr el doblete, pues llegaron también a la final de copa, en la que el Atlas se impuso por 3–1, idéntico marcador con el que los rojinegros vencerían, del mismo modo, en el Campeón de Campeones.
Para la temporada 1950–51, el Veracruz cayó hasta la sexta posición en la liga, y apenas iniciada la campaña siguiente, “el Pirata” anunció su retiro de las canchas. Con su ídolo se fue también la grandeza del Veracruz: apenas dejó de contar con su concurso, cayó a la Segunda División, de la que no volvería sino hasta 1964.

Los últimos años

El 13 de junio de 1954, ante un abarrotado Estadio de la Ciudad de los Deportes (hoy Estadio Azul), Luis de la Fuente recibió un merecido y emotivo homenaje con un partido entre el Veracruz y el Atlante, en el cual vencieron los azulgranas por 3–2. “El Pirata” jugó únicamente 33 minutos, tras los cuales, entre lágrimas, se despidió para siempre de las canchas como jugador.
De la Fuente, como técnico, trató de reconstruir a su Veracruz desde la Segunda División, dándole gran impulso a las fuerzas básicas. Por desgracia esta labor fue interrumpida en 1960 por un infarto al miocardio del cual el gran ídolo salió adelante. No tendría la misma suerte cuando, en 1972, lo atacó una fuerte arterioesclerosis que incluso amenazó con hacerle perder una pierna. Como consecuencia de este malestar, un paro cardiaco terminó con su vida el 28 de mayo de ese año.
De acuerdo con lo narrado por su hijo Antonio, el médico que le practicó la autopsia señaló que el corazón de Luis de la Fuente era el más grande que había visto en toda su vida, y que era muy probable que ello explicara en parte las inusuales habilidades atléticas del ídolo veracruzano.


Anecdotario, datos, cualidades…

* Luis de la Fuente nunca pudo mostrar sus cualidades en una Copa del Mundo. Tras la ya narrada eliminación de 1934, los dirigentes mexicanos declinaron participar en el mundial de 1938. En aquel año, “el Pirata” logró el único título que alzaría con la entonces casaca guinda del equipo nacional: la medalla de oro en los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe disputados en Panamá. Cancelados los mundiales de 1942 y 1946 debido a la Segunda Guerra Mundial, fue convocado para las eliminatorias rumbo al de 1950, y jugó tres partidos en los que marcó cuatro goles. No obstante, quedó fuera del equipo final que asistió a Brasil.
* Jugó en total nueve partidos oficiales con la selección nacional, marcando siete goles.
* El periodista Antonio Andere dijo de él que fue tan bueno como Di Stéfano, pero que no tuvo tanta publicidad.
* Inspiró la canción Veracruz, de su amigo Agustín Lara, y el personaje de historietas “El Pirata Negro”, creado por el artista gráfico Joaquín Cervantes Bassoco.


* El estadio del Veracruz es el único entre los pertenecientes a los actuales clubes de la Liga Mx que lleva el nombre de su mejor futbolista.
* Siempre impulsó a sus compañeros a aceptar las oportunidades de jugar en el extranjero. Él, que acompañara a Manuel Alonso en el Racing de Santander y a “Tití” García Cortina en el Vélez, le ofreció a José Luis Borbolla, su ex compañero en el Marte, la mitad de su salario mensual con tal de que aceptara la oferta para jugar en el Real Madrid.
* Ha sido el jugador más completo entre los nacidos en México en toda la historia. Aunque se desempeñaba preferentemente como interior izquierdo, posición equivalente al 10 en el sistema clásico, podía ocupar cualquiera de los cinco puestos que se estilaban en las delanteras de su tiempo. Tenía una extraordinaria visión de campo, lo que lo hacía un armador fuera de serie. Poseía un disparo potente pero sobre todo preciso, y era también formidable en los remates de cabeza. Su dominio del balón era impecable.
* Logró en total cinco títulos de liga (España 1933–34 y 1935–36; Marte 1942–43; Veracruz 1945–46 y 1949–50) y dos de copa (América 1937–38 y Veracruz 1947–48), además de la ya citada medalla de oro en los Centroamericanos de 1938 con México.
* Sin ser centro delantero, marcó en ligas 136 goles en 296 partidos. El registro total de su carrera, aún en proceso debido a la dificultad que representa contabilizar todos sus encuentros amistosos, ronda los 200 tantos, lo cual representa una cifra impresionante para alguien cuya misión primordial en el campo no era culminar las jugadas.
* El que esto escribe no involucrará su opinión para sentenciar si Luis “el Pirata” de la Fuente ha sido el mejor futbolista mexicano (y del área de Concacaf) en todos los tiempos. Lo que resulta incuestionable es que en una hipotética selección nacional de toda la historia nadie le arrebataría la posición de 10 al inolvidable futbolista que hoy cumple 100 años de haber nacido.


Bibliografía y otras referencias
Testimonio escrito, documental y en video de Antonio de la Fuente Varela, hijo de Luis de la Fuente, a quien agradezco particularmente las imágenes proporcionadas.
Calderón Cardoso, Carlos. Por amor a la camiseta (1933–1950). Volumen 2 de la colección de Editorial Clío sobre historia del futbol mexicano, 1998.
Sotelo, Greco. El oficio de las canchas (1950–1970). Volumen 3 de la colección de Editorial Clío sobre historia del futbol mexicano, 1998.
Marcos, Fernando. Mi amante el futbol. Grijalbo, 1980.
Wolfson, Isaac. Historia Estadística del Futbol Profesional en México. Edición del autor, 1996.
Ramírez, Carlos F. 11 Décadas de Fútbol Mexicano. Octavio Antonio Colmenares y Vargas, editor, 2010.
Diarios La Afición, Esto, Ovaciones, Mundo Deportivo, ABC Madrid, ABC Sevilla y El Informador de muy diversas fechas.
Boletín oficial del FC Kreuzlingen, agosto de 2012.
Archivo de la RSSSF.
Archivo de Maxim Olenev.

Nota especial: este blog publicará en breve la ficha estadística de Luis de la Fuente.

Si tienes algo que agregar o corregir sobre este tema, hazlo en los comentarios o escríbeme al correo abonannti@yahoo.com.mx poniendo en el tema del mensaje la palabra futbolpedia.
Las imágenes son utilizadas únicamente con fines ilustrativos y yo no soy el poseedor de los derechos de las mismas. Algunas de las utilizadas para esta serie pertenecen a Antonio de la Fuente Varela.
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viernes, 10 de enero de 2014

“El Pirata” de la Fuente: un siglo de la leyenda

Aldo Bonanni

Parte 2 de 3

La eliminatoria para Italia 1934

Luego de algunos amistosos de preparación, México comenzó su camino en la ronda clasificatoria rumbo a la segunda Copa del Mundo enfrentándose a Cuba en una serie de tres partidos en la Ciudad de México que concluyeron con el mismo número de victorias (3–2, 5–0 y 4–1). “El Pirata” únicamente vería acción en la última de ellas. Quedaba ahora el enfrentamiento contra Estados Unidos para definir qué equipo representaría al área en el mundial. En una de las más extrañas y polémicas decisiones tomadas por la FIFA a lo largo de la historia, ambos seleccionados debieron dirimir la contienda futbolística en el Estadio Nazionale Fascista de Roma apenas tres días antes del inicio de la justa. Así, el equipo mexicano, lleno de ilusiones, se embarcó en el “Cierraventana” rumbo a tierras europeas. Una vez ahí, en medio de la desorganización de los directivos, la injusta repartición de los viáticos prometidos y la falta de entrenamientos adecuados, el cuadro nacional, presa del nerviosismo, saltó al césped del hoy conocido como Estadio Flaminio el 24 de mayo de 1934… ¡sin Luis de la Fuente! Su ausencia, como era de esperarse, pesó en el desempeño del seleccionado, que cayó vencido por los estadounidenses por 4 a 2.

Con el Racing de Santander

Ante la imposibilidad de disputar el mundial, la selección mexicana se vio obligada a buscar una serie de juegos amistosos en Europa. Pocos registros han quedado en la prensa de la época referentes a esos partidos. De acuerdo con el testimonio de Antonio de la Fuente Varela, hijo del inmortal futbolista y su principal biógrafo, México se enfrentó a Holanda y a Suiza, seleccionados que salieron de la Copa del Mundo Italia 1934 en octavos y cuartos de final respectivamente. Aunque dichos enfrentamientos terminaron con victorias para México (2–1 ante los naranjas, con un gol del “Pirata” y 4–1 ante Suiza con triplete del jarocho), ninguna de las federaciones involucradas los ha reconocido como oficiales. Por otra parte, existe registro de un encuentro disputado ante el equipo suizo FC Kreuzlingen, con victoria mexicana por 2–1. En un boletín oficial emitido por el club en 2012 hay un artículo donde hace alusión al partido, y lo cita como el único que ha disputado en toda su historia ante una selección nacional.
La exitosa gira concluyó en España, con una derrota el 16 de junio en El Molinón de Gijón contra una selección de Asturias (2–5). Cabe mencionar que dicho descalabro se produjo por lo apresurado del viaje a la capital de la Costa Verde, y que además se enfrentó a un poderoso cuadro basado en el Oviedo, sin duda uno de los mejores conjuntos de la liga española en aquella época. Esta selección asturiana alineó íntegra a la célebre “delantera eléctrica” (Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín). A pesar de ello y del resultado, todas las crónicas del partido destacaron el buen futbol practicado por los mexicanos.
Tras lo mostrado en su periplo por el Viejo Continente, tres integrantes de la selección se quedaron a jugar en tierras hispanas: el defensa Carlos Laviada precisamente en el Oviedo, mientras que Luis de la Fuente y Manuel Alonso firmaron con el Racing de Santander. En el caso del “Pirata”, se dio el lujo de desestimar una oferta del Valencia. El cariño que le unía a esa tierra cantábrica de donde procedía su madre y en la que él mismo pasara una parte de su infancia fue determinante a la hora de decidir.
La suerte de los dos mexicanos fue distinta con el cuadro sardinero. Alonso encontró difícil quitarle el puesto a Cisco como ariete, y tuvo escasas apariciones, casi siempre alineando como extremo. Por el contrario, De la Fuente se convirtió en un titular indiscutible que brilló durante toda la campaña 1934–35, tanto en el Campeonato Regional Mancomunado (donde le marcó el inolvidable gol a Zamora reseñado en la primera entrega de este homenaje) como en la Liga y en la Copa. Al final, la temporada se saldó para él con 34 partidos y 17 goles entre los tres torneos. Todo pintaba como para seguir triunfando con el Racing, pero en España ya se respiraban los vientos difíciles de lo que luego sería la Guerra Civil, y los mexicanos –alentados por el excepcional dirigente Baltazar Junco– decidieron volver para enrolarse de nuevo en el Club España para la temporada 1935–36.

España, América y Atlético Corrales

Luis de la Fuente volvió, y con él también regresó el título de liga a las vitrinas del España, que para esa campaña había armado un gran equipo, destacando en el mismo Raúl “el Jorobado” álvarez en la puerta, los ticos Eduardo Goldoni y Rodolfo “Butch” Muñoz (defensa y medio respectivamente), y al frente los dos recién repatriados, quienes se reunieron con “Tití” García Cortina y formaron también con gente como José “Picos” López Herranz.
La temporada 1936–37 fue dominada nuevamente por el Necaxa, y el España fue relegado hasta la cuarta posición. Para entonces “el Pirata” ya no se sentía cómodo en el club albinegro, y por ello cambió de aires para la campaña 1937–38, en la cual se enfundó la casaca del América, al cual había sido cedido a préstamo. Los cremas, que no veían la suya desde su tetracampeonato en los años 20, fueron conducidos por el jarocho para ganar la Copa México de aquella temporada, venciendo al España 3–1 en la final, el 24 de junio de 1938. Para el siguiente torneo De la Fuente regresó al España, y el América no volvería a levantar copa alguna en casi 20 años.
Aunque con una de las mejores producciones ofensivas de toda la historia del futbol mexicano (46 goles en 12 partidos), el España apenas pudo alcanzar el tercer puesto en la liga 1938–39, detrás del Asturias y del Euzkadi. Las diferencias del “Pirata” con la directiva hispanista se habían agudizado, pero su costumbre de reforzar casi a cuanto cuadro se lo pidiera cuando equipos extranjeros hacían giras por el país le condujo a su siguiente aventura.
En junio de 1939 llegó a México el Atlético Corrales paraguayo, equipo que desde abril del mismo año había iniciado un impresionante recorrido por el continente, solo comparable al realizado por el Audax chileno en 1933. De la Fuente, quien ya había enfrentado a los sudamericanos como refuerzo del América el 4 de junio, les marcó cuatro goles el 16 de julio en el Parque Necaxa vistiendo todavía la camiseta del España, que triunfó 10–3. Sería la última vez que lo haría en casi un año, pues el equipo paraguayo le convenció de hacer el resto de la gira con ellos. De este modo, el veracruzano recorrió con el Corrales El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Curaçao, Surinam, Venezuela, Ecuador y nuevamente Colombia, donde la afición se le rindió, proclamando que era el mejor futbolista que había pisado aquellas tierras. Fue particularmente elogiado por la prensa del país cafetero al marcarle al Atlanta bonaerense en los dos partidos que el Corrales jugó contra el mismo. Fue quizá de este modo que su nombre comenzó a sonar en Argentina.

Vélez Sarsfield

Concluida la inolvidable aventura con el club paraguayo, en el cual alternó con gente como el seleccionado guaraní Avelino Acosta, el goleador Alberto “Cañón” Casco o el extremo argentino José “Che” Gómez, Luis de la Fuente debió volver a México, donde jugó un último partido con el España, de copa, marcando dos goles. Para ese entonces su amigo Luis García Cortina se había marchado, junto con el catalán Juli Munlloch, al Vélez Sarsfield de Argentina. Ambos jugadores habían llamado la atención del “Fortín” tras realizar éste una gira por México. Consciente de la situación de su amigo, quien ya no quería permanecer en el España, “Tití” lo invitó a incorporarse al Vélez, y “el Pirata” aceptó, iniciando así otra exitosa aventura en su carrera. Con el cuadro de la “v” actuó en 17 partidos, marcando 5 goles y formando con García Cortina una pareja que potenció el ataque del “Fortín”. El 24 de noviembre de 1940 se destacó en un partido inolvidable, superando al mítico Arsenio Erico y al Independiente (5–4) en una tarde en la que marcó dos goles. Fue tanta la atención que llamó en Sudamérica que incluso se interesó en ficharlo el Peñarol de Uruguay, que por aquel entonces hacía tremendos esfuerzos por superar –sin éxito– al Nacional del “quinquenio de oro”. El Vélez se rehusó a traspasarlo.
No obstante, la crisis económica por la que atravesaba la institución fortinera impulsó a los mexicanos y a su compañero catalán a dejar al club y volver a México. Tras su partida, Vélez descendió.

Campeón con el Marte


De vuelta en México, Luis de la Fuente aceptó jugar una serie de partidos amistosos con el Atlante, incluida la Decena Deportiva Internacional disputada por los azulgranas en El Salvador, a manera de representativo mexicano, en julio y agosto de 1941. La liga 1940–41 inició tardíamente hasta esas fechas, y para cuando el Atlante volvió de Centroamérica “el Pirata” prefirió la oferta del Marte por sobre la del equipo del general Núñez. 

Con el cuadro de blanco se reuniría luego con viejos compañeros como Manuel Alonso y José “Che” Gómez, junto con los cuales logró el título de liga 1942–43, el último de la era amateur del futbol mexicano. Para ese entonces ya se preparaba la entrada oficial del profesionalismo, y entre los equipos que militarían en la liga se encontraba el naciente Veracruz. “El Pirata” estaba por volver a las playas lejanas…

viernes, 3 de enero de 2014

“El Pirata” de la Fuente: un siglo de la leyenda

Aldo Bonanni

Parte 1 de 3

Yo nací con la luna de plata
y nací con alma de pirata.
He nacido rumbero y jarocho,
Trovador de veras.
Y me fui lejos de Veracruz…

Primeros versos de Veracruz, de Agustín Lara.

Madrid, antiguo Estadio de Chamartín, 21 de octubre de 1934. Se juega la octava fecha del Campeonato Regional Mancomunado Castilla–Aragón–Cantabria 1934–35. El todo poderoso Real Madrid –por aquel entonces denominado oficialmente Madrid FC, por los caprichos gubernamentales tan comunes en España– recibe al Racing de Santander, club que le disputa la punta del referido torneo. Esa tarde la defensa merengue se topa con las constantes incursiones de uno de los dos jóvenes mexicanos que el cuadro sardinero contratara para esa campaña. Aunque Sañudo había adelantado al minuto 10 a los blancos, en el ocaso de la primera parte, al 35, el joven mexicano se hace presente en el marcador y bate al mejor portero del mundo en aquel entonces: Ricardo Zamora. Y el joven, que de ese modo encaminó la victoria de su equipo aquel día por 2–1, no era otro que un pirata venido allende el océano…
Luis de la Fuente de Hoyos, el mejor “10” mexicano de todos los tiempos, nació en el puerto de Veracruz, más concretamente en las calles de Mario Molina y Zaragoza, el 17 de enero de 1914. Era el mayor de los hijos de dos inmigrantes españoles: Segundo de la Fuente, originario de Asturias, y Josefa de Hoyos, de Santander. Cuando recién el pequeño Luis había cumplido los tres meses de edad, la familia se vio obligada, como muchas otras, a abandonar temporalmente el puerto debido a la artera agresión estadounidense iniciada en abril de aquel año. Así, el futuro crack fue llevado a las proximidades de San Martín Texmelucan, en Puebla, y de ahí es de donde sale el falso y nada bien intencionado rumor de que no nació en Veracruz. Otra imprecisión muy difundida es la referente al origen de su apodo, pero la única verdad al respecto es que el mote de “pirata” lo recibió desde niño, cuando jugaba en la cubierta de los barcos Arturo y Tampico, propiedad de sus padres. Fue la tripulación de estos navíos de cabotaje la que lo bautizó así.
En 1919, tras la muerte de su padre, Luis fue enviado por su madre a Santander, en España, para iniciar sus estudios. Fue la primera de sus estancias en el puerto cantábrico. De vuelta al país, hizo sus primeras incursiones en el balompié con el España de su natal Veracruz y con el histórico Sporting del mismo puerto. Cuando ya era un adolescente y estudiaba en un internado de la capital del país, José Sendrá lo llevó al Aurrerá, un equipo de abarroteros vascos. Era 1929. Luis de la Fuente, con tan solo 15 años de edad, jugó su primer partido contra el entonces poderoso Marte, un trabuco que fuera campeón en la campaña 1928–29 y que contaba entre sus filas a óscar Bonfiglio, el portero de la selección nacional, a quien “el Pirata” le marcó el gol con el que el Aurrerá venció por 1–0.
No obstante, era una época de constantes cismas y discrepancias en la Liga Mayor del Distrito Federal, y el Aurrerá no participó en el torneo 1929–30; el de 1930–31 no se disputó, y el equipo de origen vasco tampoco formó parte en el de 1931–32. Más que eso: terminó por desaparecer. Pese a ello, el club más poderoso del futbol mexicano en aquellos años ya le había “echado el ojo” al prometedor futbolista, y De la Fuente fue a parar a las filas del Club España en la temporada 1932–33. Su debut en partido de liga se produjo, al fin, el 11 de diciembre de 1932, frente al Atlante. A partir de ese momento, “el Pirata” se volvió un titular indiscutible con los albinegros, formando la delantera con gente como Gadea, Evangelino Suárez y dos de sus mejores amigos y compañeros de aventuras dentro y fuera del campo: Fernando Marcos y Manuel Alonso. En aquel entonces figuraba además en el club un medio (luego sería delantero) que también se convertiría en fiel acompañante de uno sus periplos: Luis “Tití” García Cortina. No obstante, esa temporada fue dominada por un Necaxa donde ya se empezaban a juntar “los once hermanos”. El España ocupó el cuarto puesto.

Al año siguiente, en la campaña 1933–34, el España terminó empatado en el primer lugar en puntos con el Asturias y el Atlante, por lo cual debió jugarse una serie extra por el título, en la cual los albinegros se impusieron por idéntico marcador (2–1) a sus dos rivales y levantaron el trofeo de campeones. Luis de la Fuente fue parte esencial de dicha conquista, especialmente por haberle anotado en uno de los partidos de la liga regular –el 31 de diciembre de 1933– nada menos que cuatro goles a los azulgranas. Para ese entonces ya había mostrado la clase suficiente para ser llamado, con tan solo 20 años recién cumplidos, a la selección nacional que se preparaba para disputar las eliminatorias rumbo al mundial de Italia 1934. Aunque él lo ignoraba en ese momento, su inclusión en ese equipo lo llevaría a su primera aventura en el extranjero.