Parte 1 de 3
Yo nací con la luna de plata
y nací con alma de pirata.
He nacido rumbero y jarocho,
Trovador de veras.
Y me fui lejos de Veracruz…
Primeros
versos de Veracruz, de Agustín Lara.
Madrid,
antiguo Estadio de Chamartín, 21 de octubre de 1934. Se juega la octava fecha
del Campeonato Regional Mancomunado Castilla–Aragón–Cantabria 1934–35. El todo poderoso
Real Madrid –por aquel entonces denominado oficialmente Madrid FC, por los
caprichos gubernamentales tan comunes en España– recibe al Racing de Santander,
club que le disputa la punta del referido torneo. Esa tarde la defensa merengue
se topa con las constantes incursiones de uno de los dos jóvenes mexicanos que
el cuadro sardinero contratara para esa campaña. Aunque Sañudo había adelantado
al minuto 10 a los blancos, en el ocaso de la primera parte, al 35, el joven mexicano
se hace presente en el marcador y bate al mejor portero del mundo en aquel
entonces: Ricardo Zamora. Y el joven, que de ese modo encaminó la victoria de
su equipo aquel día por 2–1, no era otro que un pirata venido allende el
océano…
Luis de la
Fuente de Hoyos, el mejor “10” mexicano de todos los tiempos, nació en el
puerto de Veracruz, más concretamente en las calles de Mario Molina y Zaragoza,
el 17 de enero de 1914. Era el mayor de los hijos de dos inmigrantes españoles:
Segundo de la Fuente, originario de Asturias, y Josefa de Hoyos, de Santander.
Cuando recién el pequeño Luis había cumplido los tres meses de edad, la familia
se vio obligada, como muchas otras, a abandonar temporalmente el puerto debido
a la artera agresión estadounidense iniciada en abril de aquel año. Así, el
futuro crack fue llevado a las
proximidades de San Martín Texmelucan, en Puebla, y de ahí es de donde sale el
falso y nada bien intencionado rumor de que no nació en Veracruz. Otra
imprecisión muy difundida es la referente al origen de su apodo, pero la única
verdad al respecto es que el mote de “pirata” lo recibió desde niño, cuando
jugaba en la cubierta de los barcos Arturo
y Tampico, propiedad de sus padres.
Fue la tripulación de estos navíos de cabotaje la que lo bautizó así.
En 1919,
tras la muerte de su padre, Luis fue enviado por su madre a Santander, en
España, para iniciar sus estudios. Fue la primera de sus estancias en el puerto
cantábrico. De vuelta al país, hizo sus primeras incursiones en el balompié con
el España de su natal Veracruz y con el histórico Sporting del mismo puerto. Cuando
ya era un adolescente y estudiaba en un internado de la capital del país, José
Sendrá lo llevó al Aurrerá, un equipo de abarroteros vascos. Era 1929. Luis de
la Fuente, con tan solo 15 años de edad, jugó su primer partido contra el
entonces poderoso Marte, un trabuco que fuera campeón en la campaña 1928–29 y
que contaba entre sus filas a óscar
Bonfiglio, el portero de la selección nacional, a quien “el Pirata” le marcó el
gol con el que el Aurrerá venció por 1–0.
No obstante, era una época de
constantes cismas y discrepancias en la Liga Mayor del Distrito Federal, y el
Aurrerá no participó en el torneo 1929–30; el de 1930–31 no se disputó, y el
equipo de origen vasco tampoco formó parte en el de 1931–32. Más que eso:
terminó por desaparecer. Pese a ello, el club más poderoso del futbol mexicano
en aquellos años ya le había “echado el ojo” al prometedor futbolista, y De la
Fuente fue a parar a las filas del Club España en la temporada 1932–33. Su
debut en partido de liga se produjo, al fin, el 11 de diciembre de 1932, frente
al Atlante. A partir de ese momento, “el Pirata” se volvió un titular
indiscutible con los albinegros, formando la delantera con gente como Gadea,
Evangelino Suárez y dos de sus mejores amigos y compañeros de aventuras dentro
y fuera del campo: Fernando Marcos y Manuel Alonso. En aquel entonces figuraba además
en el club un medio (luego sería delantero) que también se convertiría en fiel acompañante
de uno sus periplos: Luis “Tití” García Cortina. No obstante, esa temporada fue
dominada por un Necaxa donde ya se empezaban a juntar “los once hermanos”. El
España ocupó el cuarto puesto.
Al año
siguiente, en la campaña 1933–34, el España terminó empatado en el primer lugar
en puntos con el Asturias y el Atlante, por lo cual debió jugarse una serie
extra por el título, en la cual los albinegros se impusieron por idéntico
marcador (2–1) a sus dos rivales y levantaron el trofeo de campeones. Luis de
la Fuente fue parte esencial de dicha conquista, especialmente por haberle anotado
en uno de los partidos de la liga regular –el 31 de diciembre de 1933– nada
menos que cuatro goles a los azulgranas. Para ese entonces ya había mostrado la
clase suficiente para ser llamado, con tan solo 20 años recién cumplidos, a la
selección nacional que se preparaba para disputar las eliminatorias rumbo al
mundial de Italia 1934. Aunque él lo ignoraba en ese momento, su inclusión en
ese equipo lo llevaría a su primera aventura en el extranjero.
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