Aldo Bonanni
Parte 2 de 3
La
eliminatoria para Italia 1934
Luego de
algunos amistosos de preparación, México comenzó su camino en la ronda
clasificatoria rumbo a la segunda Copa del Mundo enfrentándose a Cuba en una
serie de tres partidos en la Ciudad de México que concluyeron con el mismo
número de victorias (3–2, 5–0 y 4–1). “El Pirata” únicamente vería acción en la
última de ellas. Quedaba ahora el enfrentamiento contra Estados Unidos para
definir qué equipo representaría al área en el mundial. En una de las más
extrañas y polémicas decisiones tomadas por la FIFA a lo largo de la historia,
ambos seleccionados debieron dirimir la contienda futbolística en el Estadio
Nazionale Fascista de Roma apenas tres días antes del inicio de la justa. Así,
el equipo mexicano, lleno de ilusiones, se embarcó en el “Cierraventana” rumbo
a tierras europeas. Una vez ahí, en medio de la desorganización de los
directivos, la injusta repartición de los viáticos prometidos y la falta de
entrenamientos adecuados, el cuadro nacional, presa del nerviosismo, saltó al
césped del hoy conocido como Estadio Flaminio el 24 de mayo de 1934… ¡sin Luis
de la Fuente! Su ausencia, como era de esperarse, pesó en el desempeño del
seleccionado, que cayó vencido por los estadounidenses por 4 a 2.
Con el
Racing de Santander
Ante la
imposibilidad de disputar el mundial, la selección mexicana se vio obligada a
buscar una serie de juegos amistosos en Europa. Pocos registros han quedado en
la prensa de la época referentes a esos partidos. De acuerdo con el testimonio
de Antonio de la Fuente Varela, hijo del inmortal futbolista y su principal
biógrafo, México se enfrentó a Holanda y a Suiza, seleccionados que salieron de
la Copa del Mundo Italia 1934 en octavos y cuartos de final respectivamente.
Aunque dichos enfrentamientos terminaron con victorias para México (2–1 ante
los naranjas, con un gol del “Pirata” y 4–1 ante Suiza con triplete del
jarocho), ninguna de las federaciones involucradas los ha reconocido como
oficiales. Por otra parte, existe registro de un encuentro disputado ante el
equipo suizo FC Kreuzlingen, con victoria mexicana por 2–1. En un boletín
oficial emitido por el club en 2012 hay un artículo donde hace alusión al
partido, y lo cita como el único que ha disputado en toda su historia ante una
selección nacional.
La exitosa
gira concluyó en España, con una derrota el 16 de junio en El Molinón de Gijón
contra una selección de Asturias (2–5). Cabe mencionar que dicho descalabro se
produjo por lo apresurado del viaje a la capital de la Costa Verde, y que
además se enfrentó a un poderoso cuadro basado en el Oviedo, sin duda uno de
los mejores conjuntos de la liga española en aquella época. Esta selección
asturiana alineó íntegra a la célebre “delantera eléctrica” (Casuco, Gallart,
Lángara, Herrerita y Emilín). A pesar de ello y del resultado, todas las
crónicas del partido destacaron el buen futbol practicado por los mexicanos.
Tras lo mostrado
en su periplo por el Viejo Continente, tres integrantes de la selección se
quedaron a jugar en tierras hispanas: el defensa Carlos Laviada precisamente en
el Oviedo, mientras que Luis de la Fuente y Manuel Alonso firmaron con el
Racing de Santander. En el caso del “Pirata”, se dio el lujo de desestimar una
oferta del Valencia. El cariño que le unía a esa tierra cantábrica de donde
procedía su madre y en la que él mismo pasara una parte de su infancia fue
determinante a la hora de decidir.
La suerte de
los dos mexicanos fue distinta con el cuadro sardinero. Alonso encontró difícil
quitarle el puesto a Cisco como ariete, y tuvo escasas apariciones, casi
siempre alineando como extremo. Por el contrario, De la Fuente se convirtió en
un titular indiscutible que brilló durante toda la campaña 1934–35, tanto en el
Campeonato Regional Mancomunado (donde le marcó el inolvidable gol a Zamora
reseñado en la primera entrega de este homenaje) como en la Liga y en la Copa.
Al final, la temporada se saldó para él con 34 partidos y 17 goles entre los
tres torneos. Todo pintaba como para seguir triunfando con el Racing, pero en
España ya se respiraban los vientos difíciles de lo que luego sería la Guerra
Civil, y los mexicanos –alentados por el excepcional dirigente Baltazar Junco– decidieron
volver para enrolarse de nuevo en el Club España para la temporada 1935–36.
España,
América y Atlético Corrales
Luis de la
Fuente volvió, y con él también regresó el título de liga a las vitrinas del
España, que para esa campaña había armado un gran equipo, destacando en el
mismo Raúl “el Jorobado” álvarez
en la puerta, los ticos Eduardo Goldoni y Rodolfo “Butch” Muñoz (defensa y
medio respectivamente), y al frente los dos recién repatriados, quienes se
reunieron con “Tití” García Cortina y formaron también con gente como José
“Picos” López Herranz.
La temporada
1936–37 fue dominada nuevamente por el Necaxa, y el España fue relegado hasta
la cuarta posición. Para entonces “el Pirata” ya no se sentía cómodo en el club
albinegro, y por ello cambió de aires para la campaña 1937–38, en la cual se
enfundó la casaca del América, al cual había sido cedido a préstamo. Los
cremas, que no veían la suya desde su tetracampeonato en los años 20, fueron
conducidos por el jarocho para ganar la Copa México de aquella temporada,
venciendo al España 3–1 en la final, el 24 de junio de 1938. Para el siguiente
torneo De la Fuente regresó al España, y el América no volvería a levantar copa
alguna en casi 20 años.
Aunque con
una de las mejores producciones ofensivas de toda la historia del futbol
mexicano (46 goles en 12 partidos), el España apenas pudo alcanzar el tercer
puesto en la liga 1938–39, detrás del Asturias y del Euzkadi. Las diferencias
del “Pirata” con la directiva hispanista se habían agudizado, pero su costumbre
de reforzar casi a cuanto cuadro se lo pidiera cuando equipos extranjeros
hacían giras por el país le condujo a su siguiente aventura.
En junio de
1939 llegó a México el Atlético Corrales paraguayo, equipo que desde abril del
mismo año había iniciado un impresionante recorrido por el continente, solo
comparable al realizado por el Audax chileno en 1933. De la Fuente, quien ya
había enfrentado a los sudamericanos como refuerzo del América el 4 de junio,
les marcó cuatro goles el 16 de julio en el Parque Necaxa vistiendo todavía la
camiseta del España, que triunfó 10–3. Sería la última vez que lo haría en casi
un año, pues el equipo paraguayo le convenció de hacer el resto de la gira con
ellos. De este modo, el veracruzano recorrió con el Corrales El Salvador, Costa
Rica, Panamá, Colombia, Curaçao, Surinam, Venezuela, Ecuador y nuevamente
Colombia, donde la afición se le rindió, proclamando que era el mejor
futbolista que había pisado aquellas tierras. Fue particularmente elogiado por
la prensa del país cafetero al marcarle al Atlanta bonaerense en los dos
partidos que el Corrales jugó contra el mismo. Fue quizá de este modo que su
nombre comenzó a sonar en Argentina.
Vélez
Sarsfield
Concluida la
inolvidable aventura con el club paraguayo, en el cual alternó con gente como
el seleccionado guaraní Avelino Acosta, el goleador Alberto “Cañón” Casco o el
extremo argentino José “Che” Gómez, Luis de la Fuente debió volver a México,
donde jugó un último partido con el España, de copa, marcando dos goles. Para
ese entonces su amigo Luis García Cortina se había marchado, junto con el
catalán Juli Munlloch, al Vélez Sarsfield de Argentina. Ambos jugadores habían
llamado la atención del “Fortín” tras realizar éste una gira por México.
Consciente de la situación de su amigo, quien ya no quería permanecer en el
España, “Tití” lo invitó a incorporarse al Vélez, y “el Pirata” aceptó,
iniciando así otra exitosa aventura en su carrera. Con el cuadro de la “v”
actuó en 17 partidos, marcando 5 goles y formando con García Cortina una pareja
que potenció el ataque del “Fortín”. El 24 de noviembre de 1940 se destacó en
un partido inolvidable, superando al mítico Arsenio Erico y al Independiente
(5–4) en una tarde en la que marcó dos goles. Fue tanta la atención que llamó
en Sudamérica que incluso se interesó en ficharlo el Peñarol de Uruguay, que
por aquel entonces hacía tremendos esfuerzos por superar –sin éxito– al
Nacional del “quinquenio de oro”. El Vélez se rehusó a traspasarlo.
No obstante,
la crisis económica por la que atravesaba la institución fortinera impulsó a
los mexicanos y a su compañero catalán a dejar al club y volver a México. Tras
su partida, Vélez descendió.
Campeón con
el Marte
De vuelta en
México, Luis de la Fuente aceptó jugar una serie de partidos amistosos con el
Atlante, incluida la Decena Deportiva Internacional disputada por los
azulgranas en El Salvador, a manera de representativo mexicano, en julio y
agosto de 1941. La liga 1940–41 inició tardíamente hasta esas fechas, y para
cuando el Atlante volvió de Centroamérica “el Pirata” prefirió la oferta del
Marte por sobre la del equipo del general Núñez.
Con el cuadro de blanco se
reuniría luego con viejos compañeros como Manuel Alonso y José “Che” Gómez,
junto con los cuales logró el título de liga 1942–43, el último de la era
amateur del futbol mexicano. Para ese entonces ya se preparaba la entrada
oficial del profesionalismo, y entre los equipos que militarían en la liga se
encontraba el naciente Veracruz. “El Pirata” estaba por volver a las playas
lejanas…
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